(+ Ciudad de Mèxico 6 de septiembre del 2006)
Conocí al Dr. Aarón por medio de la internet, el usaba el nick de «Jorge Ramírez» y yo el de «Chacalero», así lo conocí el 8 de noviembre del 2001. Durante ese mes nos escribíamos y hablábamos de cosas que tenían que ver con la vida diaria, con nuestros gustos, siempre con la idea de concertar una cita y conocernos. Entre la amistad y el cachondeo cibernetico, me fue ganando, para diciembre de ese mes me enterarìa de mi nuevo estatus serològico y me empecè a alejar del desmadre, mi manera de escribir tambièn cambiaba y el lo notò y me lo hizo sber.
Cada quien ocultaba un secreto, el mío era mi condición sexológica, el suyo, su identidad de funcionario público y su bisexualidad, seguramente ninguno se descubrirìa ante el otro , si no fuera por una crisis de salud en la que irremediablemente caí. «Jorge Ramìrez», se ofreció a contacararme con su amigo el Dr Aaron Rangel, para ingresar como paciente de la Clínica Especializada Condesa. Asì fue como por telèfono “Jorge Ramírez”, me pidió que fuera a ver a su amigo “el Dr. Rangel” de la Clínica Condesa, de donde fue director del 2000 al 2002, gracias al oìdo de tìsico que tenia entonces me di cuenta que Aaròn y Jorge eran la misma persona.
Al poco tiempo Jorge, querìa confesarme algo que ya sabìa, èl era el Doctor Aaron Rangel y le alegrò que me diera cuenta, a partir de ahi viviramos un amor platònico. Aaròn me atendió y me médico… mientras la amistad se afianzaba. Pasábamos muchas noches platicando sobre libros –como el de Homos de Leo Bersani, ya que era psicólogo lacaniano-, sobre sexualidad, sobre la cuestión gay, los derechos humanos, etcètera. En esas conversaciones se abria de capa y me contaba alguna anècdota de sus ligues callejeros, donde incluso un Emilio Chayuffet lo levanto cerca de la esquina màgica. Aaron se reconocia asì mismo como bisexual de clòset y cuando discutìamos del tema se referìa siempre al miedo de perder el cariño de su hija.
Fue en abril del 2002 cuando Aarón me refirió al INER, debido a una neumacytis carinni que el ya había diagnosticado y que fue debidamente atendida por el personal de este Instituto. Aarón me llamaba todos los dìas al celular para preguntar por mi salud y en alguna ocasión pidió a una amiga de su entera confianza, que me visitara. En èl, encontré afecto, cariño y sobre todo confianza, como doctor se portó con una humanidad, respeto y solidaridad. Estando en cama, me preguntò si me hacia falta algo y le respondì que teníala necesidad de una serenata, acto seguido busco un disco de Omara Portuondo y me lo dedicó, me puso otros dedicandome uno de los èxitos de Marco Antonio Solis. Con el tiempo conociò tambièn otra parte de mi: Doña Juana La Loca y se volviò un gran lector de mis artìculos y conversabamos mucho de ellos. De igual manera y por breve tiempo me indujo a leer Letra S del cual era miembro del consejo Editorial, si mal no recuerdo y me hablaba de la amistad que tenia con Carlos Monsivaìs.
Como Director puso énfasis a la atención y pedía a los usuarios que de estar inconformes se quejaran por escrito, en màs de una ocasiòn nos dimos cuenta por mis quejas de que el buzón era saboteado para que no le llegaran las quejas ¿Cómo no extrañarlo?, si demostraba su calidad humana de distintas maneras: cargaba a los pacientes que lo requerìan y los depositaba en una silla de ruedas que el mismo empujaba personalmente para que tomaran el transporte. Me toco ver personas con VIH, en estado de indigencia, a quienes canalizaba no sólo para que recibieran atención médica, sino para que tuvieran un espacio en los albergues de la ciudad de México.
Yo no sabía que mientras el se desvivía por sus pacientes, al interior del Programa del VIH/SIDA se fraguaba un golpe de estado, para debilitar la posición del Director de la Clínica Especializada Condesa y volverlo un patiño del Programa. Muchas veces se le advirtió al Dr. Rangel de que su posición corría peligro, pero el hacía caso omiso debido a su amistad con la Directora del Programa, en el fondo de este penoso incidente, se encontraba no sólo la preeminencia o igualdad de los directivos, sino también de sus visiones acerca del como se llevaba a cabo la Clínica y el Programa y hasta donde era necesaria la intervención directa de los usuarios, esta última posición después la adoptaría como señuelo el mismo Programa.
La destitución de Aarón de la Clínica Condesa movió a parte del personal y usuarios a su favor, sin embargo esto ya era un hecho tanto para la Secretaría de Salud del DF, como para el Programa y algunos activistas, algunos de ellos funcionarios ¿Cómo no?, se irían a manifestar los usuarios de esta clínica si como Director, se desvivía por dar una atención esmerada a los enfermos, tenía un diálogo constante con los médicos y enfermeras a quienes capacitó y dio herramientas para vencer la homofobia, la discriminación y otros males que siguen aquejando a la Clínica. Si alguna vez sufrió, fue cuando lo acusaron de traficar medicamentos o de que tenía problemas de alcoholismo.
A partir de este hecho la calidad en atención de la Clínica se vino abajo y no tardaron en arrepentirse algunos de sus detractores cuando vieron que las nuevas autoridades poco hacían por los pacientes, que la situación administrativa se volvía un caos y que la discriminación empezó a aflorar ante la posibilidad de hacer “un baño para vestidas”, eso sin contar problemas de desabastecimiento de medicamentos, de negación de antirretrovirales, del desperdició de estos o de la mala capacitación del personal y de los médicos para atender realmente a los usuarios.
Después de este incidente, Aarón se reintegró a la docencia en la UNAM, de donde fue profesor por más de 20 años y de donde había egresado como médico internista, infectólogo. El había trabajado en la investigación y atención en VIH en el INER, realizando viajes de especialización a distintas partes del mundo. Durante los años 90 estuvo al frente del Centro de Información de CONASIDA impulsando diversos protocolos humanitarios cuyos resultados beneficiaron a muchas personas que hoy siguen vivas. En el 2000 recibió el Premio al Mérito Gay por su compromiso en la lucha contra el VIH/SIDA, y de su sensibilidad, amistad y respeto con la población LGBTTT.
El Dr. Rangel además de solidario y comprometido con la lucha contra el VIH/SIDA, también era un padre preocupado por su hija a quien quería mucho y que estudiaba la preparatoria en el CUM. A sus padres los adoraba y siempre se expresaba con preocupación, sobre su salud, sobre la vejez que enfrentaban. A sus hermanas las quería mucho y las consideraba sus aliadas naturales, sus cómplices y sus amigas más cercanas. Amaba y era amado por sus pacientes y por su personal. El queda como un referente y un ejemplo a seguir de quienes en verdad quieren combatir esta pandemia desde el servicio público. Para él era de suma importancia que el funcionario público entendiera que su tarea era servir a la sociedad sin promover canonjías o compromisos con grupos de poder.
Aarón falleció el miércoles 6 de septiembre del 2006 a las 9 de la mañana aproximadamente en su domicilio. Aarón sufría desde hacía poco tiempo una enfermedad viral respiratoria, causada por contagio de uno de los pacientes a quien había atendido. Irónicamente, el doctor que a muchos refirió al INER utilizando recursos e influencias para dar salud a los más necesitados no vio la gravedad de su situación y si lo hizo, se calló para no alterar a sus pacientes que lo eran todo para el, en ellos había depositado amor, coraje, dignidad, valor, humanidad y respeto. Descance en paz un doctor, un amigo y un hermano.