(México 23 de diciembre de 1900-Estado de México 26 de octubre de 1941)
De familia económicamente pudiente logró hacer estudios con excelentes maestros de la música en Nueva York y en Berlín, consagrándose como un pianista de grandes méritos. Hizo estudios en Alemania en donde conoció y trató al gran compositor Arnold Schöenberg. Además tuvo la satisfacción de que la Casa Polydor le grabara sus primeras canciones. Realizó múltiples giras por muchos países interpretando sus canciones los más famosos, entre ellos, Alfonso Ortiz. Entre sus canciones más famosas se escucharon: Besos robados, Tu imposible amor ¿Porqué?, Divina Mujer y No niegues que me quisiste.
Establecido nuevamente en México en 1929, se dedicó a acompañar como pianista a algunas de las voces nacionales más reputadas, así como a la composición de canciones que hoy son elementales en el repertorio mexicano; pero su potencial creador se volcó con fervor en el terreno de la composición de la música formal. Vivió apenas 41 años.
Del Moral ofreció un concierto de piano en el Anfiteatro Bolívar de la capital mexicana en donde interpretó obras del alemán Nierman. Ahí demuestra sus facultades y los ojos de los críticos se empiezan a fijar en él. Para 1930 ya lo vemos intervenir en concursos como el Ann Harding. Del Moral concursó con el bello vals “Divina mujer” interpretado por Néstor Mesta Chaires.
Según cuenta Sergio Nuño, el 19 de septiembre de 1930 en el Cinema Imperial, el vals de Del Moral obtuvo el segundo lugar, aunque el público no quedó contento con el fallo, ya que consideraban esa composición como más melódica y más bella que la que obtuvo el primer lugar que correspondió a Carlos Espinoza de los Montero. Jorge del Moral obtuvo también un contrato para formar parte de la naciente emisora XEW.
Jorge del Moral pertenece a una categoría de compositores muy peculiar, que en nuestro país no ha sido muy abundante. Los investigadores los llaman compositores y no “cancionistas”, reservando éste último término a los compositores de canciones. Nos referimos a aquellos músicos que teniendo refinados conocimientos en los campos profesionales de la música académica, dedicaron parte de su creación al repertorio de la canción popular; los compositores que escribieron lo mismo una bella canción que un soberbio concierto orquestal. Manuel María Ponce es el mayor representante de estos genios, entre los que podemos contar también a María Grever y a Gonzalo Curiel.
Las canciones de Jorge del Moral resisten con firmeza un análisis formal de su estructura y abundan en los recitales de los conservatorios; sin embargo, su obra propiamente académica –entre la que figura una ópera en tres actos– yace injustamente desconocida. Su legado está más agradecido con la música popular que lo ha rescatado notablemente, que con la académica, que lo mantiene en el olvido.
Pável Granados comenta en el libro México se escribe con J: » Jorge del Moral organizaba veladas masculinas en su casa con cantantes de su tiempo (Néstor Mesta Chayres, Paco Santillana, etc.) y llevaba una vida más o menos abierta. Su canción “No niegues que me quisiste” está dedicada a una de sus parejas, pero no admite ninguna suspicacia: “Solo me encuentro ahora, solo con mi dolor. Niégame que tu cariño ha sido una infame traición… Si enferma de amor te encuentras alguna vez y sufres lo que yo sufro por el querer, espera que si amor diste amor te den; no niegues que me quisiste y yo también.”»
http://www.gatopardo.com/detalleBlog.php?id=34
http://www.buzos.com.mx/revhtml/r590/cancion.html
http://elcuerpoaguanteradio.blogspot.mx/2012_12_01_archive.…