(Morelia, Michoacán; 1910 – Ensenada, Baja California; 20 de junio de 1945)
Poeta mexicana, cuyo nombre era María Concepción Urquiza del Valle publicó a los 11 años sus primeros poemas en la Revista de Yucatán y en la Revista de Revistas.
Vivió en Nueva York de 1928 a 1933. Militó en el partido comunista hasta que en 1937 tuvo una crisis espiritual que la volcó al catolicismo, rompiendo con su filiación política. Ingresó al aspirantado de las Hijas del Espíritu Santo, pero no soportó la vida del convento, y abandonó la orden para dar clases de lógica e historia de las doctrinas filosóficas en la Universidad de San Luis Potosí. Ese periodo se considera el más fecundo de la poeta quien, a medias entre la bohemia y la vida religiosa, rechazó toda impostura o alarde típicos en los círculos intelectuales.
Junto con su gran amiga Rosario Oyarzun, Urquiza formó parte de un grupo de destacados jóvenes profesionistas y estudiantes universitarios potosinos que luego tendrían una destacada trayectoria: Raúl Cardiel Reyes, Ignacio Retes, Pedro Rodríguez Zertuche, Humberto Arocha, Manuel Calvillo, Antonio Rosillo. Jesús Medina Romero y Joaquín Antonio Peñalosa también asistirían a las reuniones celebradas, casi siempre, en la casa de la talentosa abogada Oyarzun, también frecuentada por intelectuales y artistas como Pedro Coronel, Agustín Yañez, Mariano Azuela y Jose Gaos, entre otros
El historiador Moisés Gámez afirma que la poeta michoacana vivía en casa de Rosario Oyarzun pues “les unía una amistad especial”, señala Urquiza que aquellos “fueron los años más felices de mi vida”. Testimonio de esta amistad apasionada entre Rosario y Concha se encuentra el siguiente poema que en Urquiza le dedica a Oyarzun:
Y si el amor pasa presuroso
Arguyes de engañoso y deleznable
Por otro no mudable Amor lo deja,
Donde no tiene queja el tiempo aleve,
Ni el olvido se atreve a la mudanza,
Y que, firme esperanza y llama fuerte
Urquiza escribió de igual forma en “Viñetas de la literatura michoacana” Revista mensual de la ciudad de Morelia en 1944, de corte literario, donde compartía créditos con Porfirio Martínez, Alejandro Ruiz Villaloz, Alfonso Rubio y Rubio, Miguel Castro Ruiz, Luis Calderón Vega, P. Francisco Alday, Miguel Bernal Jiménez, Alejandro Avilés, Roberto Ibáñez, Jacques Leguebe, Eduardo de Ontañon, Manuel Ponce, Artemio del Valle Arizpe y Joaquín Antonio Peñalosa.
Césarea Tinajero, personaje de la novela Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, está inspirada en Concha Urquiza.
Urquiza es una de las escritoras mexicanas que como Josefina Vicens incursionó en el cine. Concha sólo tenía 16 años de edad cuando concursa con el seudónimo de Santiago Damián, en el certamen convocado por Revista de Revistas con “Moby Dick. Novela Cinematográfica”. Según Luis Mario Schneider, este texto premiado “es una versión personalísima de Melville”. Aunque un testimonio recogido por Ricardo Garibay da fe de que Concha intervino en el guión de Refugiados en Madrid (Alejandro Galindo, 1938), no hay pruebas de ello. El proyecto en el que sí figuraría la autora sería la adaptación del libro Corazón, diario de un niño (1886). En enero de 1939, la poeta entregó el documento en el que se basaron los hermanos Alejandro y Marco Aurelio Galindo para realizar el guión cinematográfico de la cinta, la cual comenzaría a ser filmada dos meses después. El resultado sería Corazón de niño (1939), con el afamado Domingo Soler en el protagónico.
El 13 de junio Concha Urquiza llega a Tijuana, invitada a dar clases al colegio de las hijas del Espíritu Santo. No obstante, como era periodo vacacional, opta por continuar su viaje al sur, hasta Ensenada. Aprovecha la oportunidad de visitar ese puerto tomando ventaja de que las religiosas contaban allí con otro colegio y una casa con vista al mar.
No es claro con cuántas personas viajó ese día, lo cierto es que se suman al viaje Alejandro (o Carlos) Ruiz de Chávez, sobrino de la madre superiora (directora del colegio); un cantinero de Tijuana, amigo reciente y paisano de ella y Luis Manuel Guzmán, sacerdote de la congregación del Espíritu Santo.
El 20 de junio llegan todos a la playa El Estero de Punta Banda. La hora a la que llegan es incierta. Pero es posible que arribaran temprano por la mañana y que se metiera al mar antes del medio día. Concha Urquiza sube a una lancha, alquilada, acompañada de sus amigos. Después de un tiempo Alejandro (o Carlos) y ella deciden quedarse en la barra de arena de estero, posiblemente cerca de la boca. Ahí los deja el lanchero y de acuerdo con su amigo cantinero, acuerdan Concha y Alejandro (o Carlos) irse nadando a la orilla, al otro lado de la boca. El cantinero con los demás del grupo se alejan y poco después regresan a la playa.
Luis Manuel Guzmán es el último que ve a Concha Urquiza. Incluso contempla la ola que sume a la poeta en las frías aguas del Pacífico mexicano. Existe una versión que indica que Alejandro (o Carlos) intentó salvarla. No lo logra. Él también se ahoga. Varios días después el mar regresa los restos de Alejandro (o Carlos) y un día después los de Concha Urquiza. Los restos de la poeta fueron sepultados en el cementerio Tepeyac de Tijuana.
Falleció ahogada en las aguas de Ensenada, Baja California, a los 35 años, junto con un compañero de excursión.
Agradezco a Marco Villa, el tip.
http://ciencias.jornada.com.mx/…/concha-urquiza-entre-el-ac…
http://es.wikipedia.org/wiki/Concha_Urquiza